lunes, 7 de mayo de 2012

efe eme (7-5-2012)


Texto de CÉSAR PRIETO publicado el 7 may, 2012 en la categoría El disco del día, Rockola

“Un repertorio crujiente, tierno, natural. Guitarras que abren bronquios, voces que abren nervios. Burgas Beat lo ha vuelto a hacer”










Burgas Beat
“Todo lo que vamos dejando detrás”
PEGGY RECORDS/QUE QUERES EDICIONS/ROCK INDIANA

Texto: CÉSAR PRIETO.

Todo discurre con los mecanismos habituales en el disco que Burgas Beat había preparado para celebrar el Record Store Day, han pasado cuatro canciones y los parámetros son los esperados, un protagonismo de las guitarras, precisas, duras y a la vez muelles, tejiendo filigranas y a la vez sosteniendo en columnas las canciones. Escuchemos, las letras tienden a un intimismo melancólico, a un retrato de tipos muy perfilado y a la conciencia de que en el tiempo no hay remisión. Y llega la quinta, silencio en el corte, una batería que marca el compás y un riff que ya anuncia que todo lo que venga después va a ser maravilloso. Y lo es. ‘Stormy wheater’, retrato paródico de una actitud apocalíptica, de que todo se dirige al desastre, de que es mejor aferrarse a los años ochenta y a los discos de Mamá y de que nada nos va a salvar, sin pensar que la música sigue en ebullición y de que, de caer, caemos todos. Parece profundo pero se resuelve en imágenes plásticas, en ese riff que ocupa todo, la voz clara y vibrante, la precisión estructural; quizás a conciencia, Carlos Rego y su grupo han conseguido una perfecta recreación de Mamá para decirnos que no nos aferremos a ella. Perfecto objetivo, disfruta con lo tuyo, pero sé abierto.

No acaban aquí las sorpresas, llega la séptima –’Toda la verdad sobre los Reyes Magos’– y de nuevo nos envuelve el embeleso, ahora más sencilla en la instrumentación, más emoción en las voces. Desfilan ahí todos esos momentos que nos construyen, esas escenas, esas fotos en las que cualquiera puede reconocerse, esos primeros besos, locuras, noches sin dormir, que son al fin y al cabo la parte de nosotros que hemos gestado. Curioso, en ambas canciones está la mano de Magín Blanco, lo que demuestra dos cosas; la primera, que forman un tándem perfecto, la segunda, que están en un momento de dulzura creativa, que lo que han vivido y lo que han escuchado cristaliza de forma perfecta. Son dos magias de canciones, pero aún hay más, bastante más a pesar de que el disco solo tiene ocho canciones.

Hay querencias de Cooper y gotas de esencia hindú en ‘El rey de los veranos vs. El capitán invierno’, reflexiones sobre los cumpleaños en ‘Feliz cumpleaños’, delicadezas de folk íntimo en ‘Cuarto de estar’ y todo un repertorio crujiente, tierno, natural. Guitarras que abren bronquios, voces que abren nervios. Burgas Beat lo ha vuelto a hacer, Carlos Rego es el artífice de grandes canciones –’Recordarte o morir’, ‘Vacaciones permanentes’, la emocionante ‘Despedida’–, aquí vuelve a clavarlas en la belleza, en el sentimiento. Ahí permanecerán para siempre.

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